Memorias de una Geisha
El corazón perece de una muerte lenta, se desprende de cada esperanza como si fueran hojas... hasta que un día no queda ninguna, ninguna esperanza, ya no queda nada. Ella se pinta el rostro para ocultar su rostro, sus ojos son como el agua profunda. El deso no existe para la Geisha, el sentimiento no existe para la Geisha. La Geisha es una artista del mundo etéreo... ella baila, canta, te entretiene... todo lo que quieras, lo demás son sombras, lo demás es secreto.
No le puedes decir al sol, más sol, ni a la lluvia, menos lluvia. Para un hombre, una Geisha solo puede ser media esposa, somos las esposas del anochecer, y aun así, descubrir la amabilidad después de tanto desprecio, comprender que una chiquilla con más valor del que ella misma sabía, iba a descubrir que sus oraciones recibían respuesta. ¿No puede eso llamarse felicidad? Después de todo, éstas no son las memorias de una emperatriz, ni de una reina... éstas son otra clase de memorias...