Melinda y Melinda: Sonrisas y Lágrimas
¿Es la vida básicamente una comedia, o constituye más bien una tragedia, siendo la comedia una vía mediante la cual el ser humano intenta escapar de su sino trágica suerte? Es la disyuntiva que dejo en mi el reencuentro que tuve con un viejo amigo, siendo espectador de su último trabajo: "Melinda y Melinda".
Por bastante tiempo, quienes nos consideramos fanáticos de Woody Allen estabamos esperando el regreso "en grande" del director neoyorquino. El reencuentro valió la pena, reconociendo lo típico de este realizador: sus planteos acerca de la condición humana, su punto de vista sobre las relaciones humanas y su gran apego por la música.
La película comienza con una acostumbrada escena de Allen: Cuatro amigos charlando en un café en una calle de Nueva York. Mientras dos de ellos (escritores teatrales) sostienen un debate filosófico sobre la naturaleza de la comedia y la tragedia, antoja creer que estamos ante la visión de la vida del propio director, que nos dice que la vida no es ni comedia, ni drama, si no todo lo contrario. Uno de ellos defiende que la esencia de la vida es trágica y que ése es el motivo por el cual la gente valora, por encima de otros géneros, el drama. El otro opina lo contrario, las aspiraciones de los humanos son tan vacuas que no nos queda otro remedio que reírnos de nuestras penas. Es así que ambos recrean una historia común, según su manera de ver las cosas, por un lado resaltando el lado "humorístico" de las cosas y por otro dandole importancia a los aspectos trágicos.
La llegada inesperada de una perturbada mujer, Melinda (Radha Mitchell), a una cena entre tres parejas desatando la confusión entre los invitados, es interpretada de maneras muy diferentes según sea el espíritu del autor teatral. Melinda puede convertirse en la angustiada víctima de incontables tragedias: un matrimonio frustrado, un asesinato, la negativa de su ex-esposo de ver a sus hijos, penas que ahoga ávidamente con el alcohol, las pastillas y el cigarrillo. Por el contrario, según otro punto de vista esa irrupción puede desencadenar una historia amable y divertida de comedia romántica entre una Melinda más relajada y su vecino, Hobie (Will Ferrell, quien retrata a Woody Allen de manera sorprendente).
Clarificando la propuesta desde un inicio, Allen divide la narración en dos y la hace avanzar de forma paralela, de manera tal que no se nos escape lo que termina por convertirse en la moraleja del final: "la vida es trágica y triste, tiene buenos y malos momentos, se perfuma de amor y desamor, de buena y mala gente..." pero... "la vida es una sola y cuando se acaba... se acaba".
Por supuesto, reencontramos nuevamente una ya acostumbrada característica de las películas de Allen: la música, exquisita, como siempre, con excelente música jazz y música clásica.
Así, Melinda y Melinda deja un sabor dulce en el paladar. Como pesimista irredento y declarado que es, Allen sabe sacarle los colores a la tragedia y deja un mensaje final que nos anima a disfrutar de la vida para no ahogarnos en el claroscuro de lo cotidiano.
3 Comments:
ya era hora de ver un buen trabajo de Woody Allen, como que últimamente estaba más ocupado en sus problemas de la vejez, a sus casi 70 años quien no. Oi que su más reciente película a estrenarse muy pronto es muchisimo mejor. habra que esperar.
me encanto la pelicula, es bueno saber que regreso un grande del cine, y will Ferrel cumplio... aunque a veces se enredaba un poco tratando de recordarnos al Allen actor. muy buen, buen post
un buen retorno de wllen, aunque creo yo que ya hace tiempo murio su personaje, habra que esperar. muy lindo tu blog amiguito muchos besos!!!!!!! muack^^
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